La socialización constante, entre las bases sociales, el ideario de un partido político, es indispensable para que esa filosofía tenga sabor, comprensión y resultado sociológico.
Ese trabajo impide que quienes ostentan el liderazgo se aboguen el derecho de apropiarse de los recursos de la nación con los que engruesen arcas personales, en detrimento de la población que cree en sus planteamientos.