El desconocimiento del valor humano de los coterráneos, es característica que impide reconocer el saber de sus propios conciudadanos y castra posibilidades tanto para impulsar el desarrollo y mejorar la convivencia.
Las nuevas generaciones comenzaron a degustar estos valores por la divulgación que el avance de las comunicaciones proporciona.
Para valorar esta riqueza no es necesario disponer de amplios espacios, desarrollar costosas conferencias ni ser eruditos o integrar la casta de científicos.